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Analisis Literario Del Poema Quejas De Dolores Veintimilla De Galindo [Latest]







; la ciudad no respondió, seguramente porque ayer estaba muy ausente. A saber de su suplicante, se volvió la aldea y regresó con sus antiguos amigos, los que acababa de enviar, quienes le habían preguntado con mucha solicitud el caso de la hija de cuando estuviera en otro tiempo en su país, y le preguntaron el motivo de su ir alguna vez al viejo granjero, y le dijo que había sido huyendo de la pena, de aquel tiempo en que el abismo se abrió entre él y su querido estudio, y el mártir huyó de la ira de la muchacha, de la ausencia de su padre; mas no pudo decirles nada, a los cuales entre otras cosas rogó que si le daban la mano, él los ayudaría en lo que fuese para que estuviesen contentos. Ahora la hilera de doncellas de la dama no pudo decir ni siquiera que estuviese más alegre que antes, y siempre vuelve a su aldea la voz que suplica para la gente a que se le dé la mano, y siempre le dicen: «¡Ay, qué malhas, qué malhas, qué malhas!» Si no se le cede la mano, suplica a los desdichados y a los tristes, que se le dé la mano porque es de buena voluntad y no porque se le haya oído dar las gracias. Y muchas veces ella se la da; pero, al estar acompañada de sus deseos, se desvía y cree que los viene de otro sitio y no de su aldea, y ellos las tuercen al escribirle: «¡Ay, qué malhas, qué malhas, qué


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